GARAPON, ANTOINE
Primera parte
LOS CALLEJONES SIN SALIDA DE LA DEMOCRACIA JURÍDICA
Capítulo I: República atrapada por el derecho
El fin de la excepción jacobina
La desnacionalización del derecho
La nueva escena de la democracia
Capítulo II: El poder inédito de los jueces
La deriva aristocrática
La tentación populista
Capítulo III: La ilusión de la democracia directa
Los procesos instruidos por los medios
La lógica del espectáculo
El mito de la transparencia
¿Hay que filmar las audiencias?
Capítulo IV: La preferencia penal
La identificación con la víctima
La diabolización del otro
La inversión de los lugares
Capítulo V: La incertidumbre de las normas
Evolución de la delincuencia
Metamorfosis de la violencia
Capítulo VI: La magistratura del sujeto
La extensión del control del juez
La interiorización del derecho
La tutelarización de las personas frágiles
Capítulo VII: Juzgar a pesar de todo
La turbación del legislador
La justicia entre la idealización y la diabolización
Decir lo justo
Segunda parte
LA JUSTICIA EN UNA DEMOCRACIA RENOVADA
Capítulo VIII: Mantener las referencias colectivas
Fundamentar la autoridad
Autorizar el poder
¿Un equivalente moderno de la religión?
Capítulo IX: Despertar el pacto democrático
La memoria de los lugares
Reanimar el sujeto de derecho
Capítulo X: Sancionar y reinsertar
Más allá del sacrificio y de la terapia, la justa distancia
Más allá de los derechos y de las necesidades, la dignidad
Más allá de la pena y de la seguridad, la sanción
Capítulo XI: Promover el debate
Nuevas formas de justicia
Un nuevo acto de juzgar
Capítulo XII: Enmarcar el nuevo lugar del juez
La imparcialidad revalorizada
La ética rehabilitada
La representatividad recuperada
La justicia no puede solucionar todos los problemas y decir a la vez la verdad científica, histórica, definir el bien político y hacerse cargo de la salvación de las personas. No puede hacerlo, y no debe, a riesgo de hacernos caer a todos en un infierno procedimental frustrante, estéril y destructor que nadie puede desear. La justicia nunca nos desembarazará de la confusión de la política, pero anima a inventar una nueva cultura política. Ha pasado a mejor vida nuestra vieja cultura republicana, que gustaba de promulgar leyes, pero no de respetarlas y que ordenaba la práctica de sus instituciones sobre la hipótesis de un orden judicial débil y sometido. He aquí que los jueces, estimulados por un poderoso consenso, pretenden aplicar todas las leyes y ejercer plenamente su función. Toman al legislador al pie de la letra y quieren hacer que corresponda su papel real con su papel pregonado. Esta revolución cultural está en marcha, y quizá no nos damos cuenta de ello, como tantas veces, hasta el momento en que está parcialmente consumada. Las instituciones francesas están en medio del vado, y los vicios de nuestro sistema, más que proteger al Estado, aceleran más este giro judicial de la democracia. La salvación vendrá de nuestra capacidad para favorecer la claridad de los procedimientos, para encontrar la certeza de la norma y para estimular la responsabilidad de los actores.
Ante la incertidumbre de la norma, la política ha de empeñarse en hacer que se correspondan mejor las denominaciones, las misiones y los estatutos para acabar con la hipocresía actual. Esta perjudica solamente a las instituciones políticas: Causa un perjuicio al lenguaje mismo, es decir a la institución de las instituciones.
Antoine Garapon
$ 600.00 MXN
$ 450.00 MXN
$ 390.00 MXN
$ 320.00 MXN
$ 659.00 MXN$ 626.05 MXN
$ 399.00 MXN$ 339.15 MXN