BIEDERLACK, JOSEPH
PRÓLOGO
PARTE GENERAL
CAPÍTULO I
Esencia y origen de la actual cuestión social
CAPÍTULO II
La teoría económica liberal o el liberalismo económico
§ I. Postulados de la economía liberalI
§ II. Principios fundamentales del liberalismoI
§ III. Critica de la teoría del liberalismo económicoI
CAPÍTULO III
El socialismo
§ I. Noción y división del socialismo: el socialismo del EstadoI
§ II. Ideas y fines del socialismo democrático
§ III. Desarrollo y base científica del socialismo
§ IV. Critica del socialismo
CAPÍTULO IV
Teoría social y económica cristiana
§ I. Constitución cristiana de la sociedad
§ II. Principios cristianos de economía
PARTE ESPECIAL
CAPÍTULO I
La cuestión agraria
§ I. Síntomas y causas de la crisis agrícola
§ I. Las tres causas principales de las deudas
JOSEPH BlEDERLACK
§ II. Causas de la actual deficiencia de los rendimientos de la propiedad rústica
§ III. Remedios
CAPÍTULO II
La cuestión obrera
§ I. Causas de la actual cuestión obrera
§ II. Remedios
CAPÍTULO III
La cuestión industrial
§ I. Esencia y causas de la crisis artesana
§ II. Principios para resolver el problema industrial
CAPÍTULO IV
La crisis comercial
§ I. Su naturaleza y sus causas
§ II. Remedios
APÉNDICE
La cuestión del feminismo
§ I. Su naturaleza y sus causas
§ II. Principios directivos para resolver la cuestión del feminismo
Notas Bibliográficas
La cuestión social, por lo tanto, ni en si misma ni atendiendo a su origen y desarrollo, debe identificarse con la cuestión del socialismo. Esta última, supone más bien ya la existencia del malestar moral en la sociedad y, por consiguiente, supone de antemano la existencia de una cuestión social. El avance de las ideas del socialismo que sus directores inculcan a las masas no tendría explicación, si miserias insufiibles en el orden económico y social no favorecieran esa propaganda. Pero hay que conceder que el progreso del socialismo, que amenaza acabar con toda nuestra cultura material e intelectual, con el Estado y con la religión, da a la actual cuestión social una importancia mayor y hace más necesario y urgente todavia, el remedio de este malestar general.
Esta ciencia (de aquí su nombre) tiene por fin procurar para el pueblo el bienestar temporal, es decir la posesión de aquellos bienes que se requieren para satisfacer las necesidades materiales de la vida. Tiene, pues, que ocuparse de las reglas generales para la equitativa repartición de los mismos entre el pueblo. No cumpliría con su misión sino de una manera muy incompleta, si se ocupara solo de la producción de los bienes materiales.
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